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Hablando y sin palabras

Charlando con alguien

Desahogo

Que un dia desapareciera me hizo pensar en lo equivocada que puedo estar y tratar de mejorar ciertos aspectos de mi persona.

Que un dia reapareciera me hizo sentir que me puedo llenar de anhelos y esperanzas, creyendo en que por alguna razón ha vuelto.

Pero... ¿que desapareciera de nuevo?  Eso, me dá la seguridad de que todo ha sido un juego!

 

¿Quién no ha sentido en algún momento de su vida esas carencias que llegan al punto de darnos esa sensación de vacío constante? no hay nada que nos llene, no hay nada que nos consuele.  Pero seguimos y logramos salir de ese ensueño brumoso que nos martirisa.  La sensaciòn de vacío quedó atrás porque lo llené con piedritas de colores que encontré en el camino y resulta que no eran piedritas, resultaron ser montoncillos de polvo endurecido que se ha ido con el viento.  Ahora casi no queda nada...

La sensaciòn de sentirme burlada ejerce presiòn para derrumbar los anhelos, pero por alguna razón no quiero que pase, y me refugio en mi castillo de cristal y trato de convencerme de que algo positivo vendrá de todo esto y aquello, y que no es tan malo perder el control, porque nada es perfecto y porque no soy perfecta.

 

Tan amables y tan violentos

Conversaba con el señor Jose visitante del viejo mundo sobre una de las curiosidades de nuestra gente. Para él, resulta casi inexplicable el hecho de que gente tan dulce y amable pueda de repente convertirse en un ser totalmente violento y capaz de cometer algún crimen, lo cual es comprensible. Y es que si andas por la calle hoy, ves al señor x señalándolte una dirección con todo el empeño de ayudar y asi evitar que te pierdas por esas calles desconocidas; el señor x es capaz de dejar sus actividades y llevarte hasta el sitio siempre y cuando le sea posible.

Una semana después, andas por la calle y te encuentras al mismo señor x con el "machete desenvainado" discutiendo por alguna nimiedad. Es increible ver el cambio de su gentil rostro a un ser que es capaz de repetir las mismas groserías una y otra vez y hasta es posible que la escena se convierta en una pelea a mano limpia o cualquier tipo de armas.

Este síndrome (porque algún nombre ha de tener) es atribuible al estres, impotencia o depresión. Todos de caracter sicológico.

La violencia es el resultado de muchas situaciones económico-sociales, no sé si tambien culturales lo cual hasta me negaría a pensar, (por la estrecha relación, claro) Lo bueno es que personas como don Jose, no se dejan influenciar por hechos aislados aunque cada vez lo sean menos, y sigue pensando en que personas tan "lindas" no las hay en otros lados.

Entre viajeros

Entre viajeros El viajero A es un personaje lleno de historias, las experiencias personales se convierten en dominio público gracias a esa facilidad para compartirlas. Hombre casado "feliz" compatriota en busca de la tan preciada suegra para el reencuentro familiar. La señora bastante humilde y discreta.

El viajero B soy yo.

A y B no paran de conversar, el gusto por las misms comidas, paisajes y la compañía de extraños en momentos como aquellos nos hacen comportarnos como viejos conocidos, los cuales comparten mismos asientos tambien. A veces por mi mente pasaba la idea de lo que podría estar pensando la suegra. Jamás noté desconfianza y recelo, lo que me sorprende porque amabilidad de A era superior a parte de el "es que es usted muy fotogénica" que me dijo un par de veces.

A y B son personas extrañas en lugares extraños que hablan de comida, costumbres, oficios, familias.. etc . Viajeros que buscan un destino y deciden hacer su trayecto mas confortable.

Entre halagos

Algunas veces acostumbro venir a casa a la hora del almuerzo. Hace unas semanas por unos días la casualidad me llevó a tomar el mismo taxi (mismo conductor) digamos algo simpático pero sobre todo "original"

A éste muchacho como que le encanta conversar pero sobretodo no perder la oportunidad para ver si le sale "algo" supongo, lo divertido es que la última vez pretendía que siguiera con él y dejara pasar mi destimo para seguir con "nuestra" conversación.

Básicamente el hablaba y yo asentía...

Lo divertido es su maravilloso halago " ¿le habían dicho que tiene una nariz muy hermosa?" claro! no solo la nariz, pero es muy hermosa..

Se podría decir que fue muy folklórico.

A parte que nadie me lo había dicho antes tan abiertamente.

Lo bello en la monotonía

Jamás hubiese imaginado en lo que realmente implica llevar una vida monótona; es decir, el hecho de vivir cada día practicamente igual que es algo que la mayoría no podemos evitar a pesar de nuestros continuos lamentos e intensiones de cambiar nuestro diario vivir por un poco de "acción".

Pues, resulta que después de leer un poco a Pessoa... "Cualquier cambio de las horas habituales trae siempre al espíritu una novedad fría, un placer levemente desconsolador. Quien tiene la costumbre de salir de la oficina a las seis, y por casualidad sale a las cinco, tiene desde luego una vacación mental y algo que parece una pena de no saber qué hacer de sí", encuentro sentido a sus palabras, la reacción a esas pequeñas variaciones depende en cada persona, algunos como en el caso, no saben qué hacer con esa hora extra que los invita a hacer algo distinto y otros simplemente sentimos que esa hora no es suficiente para tanto que se nos ocurre aunque al final nos dirijamos directamente a casa y terminemos malgastando ese tan preciado tiempo viendo la TV.

Ésto de la monotonía me hace pensar en que se puede apreciar cierta belleza si aprendemos a vivirla tal y como se nos presenta. Porque ciertamente no todo es monótono, no cada minuto del día es igual (en primer lugar) y es ahi donde hay que apreciar esos pequeños momentos, esas variaciones en el tiempo y espacio que llegan casi de repente, por qué no disfrutar esa visita que llega sin avisar, o prestarle más atención a todo? camino a casa, camino a la oficina, en el supermercado o bien en nuestro propio hogar. Lo cual resulta de todas maneras placentero, eso ya depende de nosotros mismos.

El mismo Pessoa me hace pensar en aquellos que viven de aventuras, aquellos que no saben lo que es ver a las mismas personas todos los días, recibir los buenos días con una sonrisa amplia llena de cariño y no con ánimos de obtener una recompensa por ello (pues es su trabajo) aquellos que pasan días y noches enteras en hoteles diferentes en ciudades diferentes con personas diferentes, aquellos que añoran ver de nuevo a sus padres o estar en la esquina donde se reunían con los amigos. La satisfacción de estar en lugares diferentes y el orgullo de poder decir "mi vida no es monótona" se comvierte en su amargura cotidiana.

Las fiestas diarias no se disfrutan tanto como aquellas que se presentan de vez en cuando. La gente desconocida no proporciona el calor de los viejos conocidos, y pobre de aquellos que tratan de aparentar lo que no son, para estar a la altura de otros.

Al final, nadie se salva del sufrimiento, nadie se libra de la felicidad. Todo es pasajero independientemente de como se viva. Independientemente de la rutina siempre hay añoranzas y no nos queda mas que aprender a lidiar con ellas.

Y sí. Hay belleza en la monotonía, solo que hay que detectarla y apreciarla.

El taxista desconcertado

No cabe duda que el sector de la sociedad integrado por los taxistas son los que más charlas entretenidas me han regalado.

Por ejemplo, hoy salgo tarde de trabajar y busco un taxi y a lo lejos se observaba a un hombre maduro, bastante serio y se diría que hasta de mal humor. ¿Mal humor? por supuesto, a penas me acomodé y lista para comenzar el trayecto el hombre comienza a reirse y a contarme detalladamente lo que fué su "carrera" anterior.

La verdad es que no me lo esperaba, pasó de blanco a negro, del frio al calor. Todas sus facciones cambiaron, su ceño ya no estaba fruncido y se diría que disfrutaba de su propio relato. Su anterior pasajero era una señora digamos de edad, (no lo dijo pero no me la imagino diferente) le pide que la lleve a un lugar y ya en el sitio comienza a dar nuevas indicaciones lo cual no estaba contemplado en el pasaje. A parte de eso al momento de dejar la unidad no estaba lista con el dinero, por lo que tuvo que permanecer un buen rato buscando entre sus cosas.

Como la tarde había terminado y la noche había llegado era digamos imposible para la dama encontrar su dinero y necesitaba iluminación, la que no podía brindarle el carrito ya un poco antiguo y maltrecho. Por lo que estima conveniente comenzar una especie de alegato para hacer notar el mal servicio del que era víctima. Al fin, que después de varios minutos de alegatos y reproches el dinero aparece y paga su deuda dejándole a su servidor un mal sabor de boca con chispas de recreo.

En realidad la historia no es que sea tan buena, pero no puedo olvidar su risa y regocijo por lo ocurrido ya que no paró de hablar de eso en todo el trayecto.

"No me quieren por ser vieja"

Veníamos en el mismo autobus, mismo asiento. Yo, dispuesta a escuchar y ella, con ansías de hablar.

La conversación comenzó como puede comenzar cualquier otra, preguntando sobre una dirección, ésta se trataba del edificio donde se encuentra la fiscalía de la mujer, le indiqué en qué estación tendría que bajarse, cuánto caminaría y al final le dije que yo iba por ese rumbo, así que me ofrecí a mostrarle el camino.

La señora inmediatamente me contó el por qué de su visita a dicho lugar. Su objetivo era denunciar a su hija quien la obligaba a trabajar y se dedicaba todo el día a maltratarla física y emocionalmente, tratándola como un ser inservible y sin beneficio y se atrevía a correrla de su propia casa.

Llegamos a la estación, caminamos juntas y ya le indiqué hacia donde ir.

Dos horas después yo tenía que salir de nuevo asi que me dirigí hacia la estación a buscar el autobus y la señora volvía ya mas tranquila.

Obtuvo una citación para su hija y la promesa de que sus problemas cesarían pronto.

Las apariencias engañan

Mi amiga k siempre ha deseado tener el retrato de un anciano, (anciano no anciana, que conste). Ésto se debe a que según ella se ven dulces y hasta cierto punto desprotegidos, con su rostro lleno de arrugas y su cabello blanco como algodon y esa sonrisita picaresca que nunca les falta.

Hay un centro comercial muy cerca de mi casa al que suelo ir frecuentemente, ya sea a dar un paseo, o a leer entre otras cosas. Ahí estaba yo con mi libro en el bolso lista para continuarlo en mi banca favorita. Resulta que la banca estaba ocupada por un ancianito de unos 70 años y cabecita de algodon.

El señor primero se mostró interesado en mi lectura, luego en mi vida personal (y en mi escote), después en mi vida laboral (y en mi escote) ya después me contó su vida pero seguía muy interesado en mi escote.

Lo insólito no era lo del escote sino en que sus preguntas se tornaron indiscrétas y hasta desagradables. Se vió muy interesado en mi novio y en cómo era nuestra relación, pidiendo pormenores de nuestros "encuentros afectivos". Me parece aberrante hacer mención de sus preguntas solo puedo decir que haciendo gala de toda mi paciencia y mi buena educación no me quedó mas que inventar una escusa para tomar mi libro, meterlo en mi bolso, desearle una buena tarde y alejarme los más pronto posibre de su ... compañía.

Él tan dulce me confesó el gusto que le había causado el conocerme y su deseo de un reencuentro.

En ése caso no diría que se trataba de un anciano desprotegido, mas bien lascivo y con sonrisa muy pero que muy picaresca !sin duda!